lunes, 10 de octubre de 2011

Mientras cantan las ranas…

Me dispongo a perder mi tiempo en una posición cómoda y donde no haga mucho frío; me quedo estática mirando una pared color crema ubicada a metro y medio frente a mí. Pienso que me he sobrevalorado, que he creído tercamente en una magia confusa que un día me llevará de frente contra mí misma, y cuando vea a aquella desconocida sentiré lo que se llama Verdad: esa Yo desafortunada, frustrada, resignada; esa persona normal, que se va a morir sin haber hecho lo que soñó, sin haber logrado lo que creyó, sin haber descubierto nada más que mentiras. Y es que quizá desde antes de nacer, en el vientre escuchaba y presentía abstracciones del Mundo que configuraron un concepto  de la existencia que se fue arruinado lenta y violentamente desde el parto hasta el presente instante; pero no es más que una idea que me sirve para intentar comprender porque me duelen los pies, porque me siento afuera... incluso estoy segura que aunque estuviera en la edad de piedra o en la edad del pávido futuro, tendría los mismos senti-pensamientos pues sé que no son causados por el estado histórico, etc. sino por mí misma, por mis ojos, por mis oídos, por mi estupidez; porque yo intento creer pero ella solo puede dudar y la duda es el abismo… Y sin ninguna piedad me trajeron a este mundo lleno de gente y de ultrajas y ahora heme aquí, sentada intentando perder mi tiempo de la forma más amena posible...

miércoles, 17 de agosto de 2011

Piraña Mueca

El Azar configura los rieles por los que se desliza mi accidentada existencia. En general y desde hace 25 años los sucesos de mi vida me han llevado a lugares inesperados; tanto peligrosos, como tranquilos y aún incomprensibles. Un acertijo lleva a otro, siempre tan variados que cada vez es como la primera. Siempre aprendiendo, de nuevo a saber de que se trata: quedarme estática o buscar superficie. De momento la sensación de asfixia se torna agradable, me siento protegida por ella, quizá nada más pueda atravesar el lodo y aquí puedo quedarme tranquila unos minutos o unos días.
Escribo sentada en la comodidad de mi hambre y mi trasnocho, me siento plena. Apenas una guitarra aguda que me pasa por un oído y me sale por el otro no sin dejarme el placer de traspasarme; auguro, aunque no creo en mis augurios, que va a llover y eso me anima a seguir sentada. Tengo el recuerdo de una noche que fue seguramente la de ayer, en que sentí  tanta risa de mi misma, como si un extraño adentro notara lo poco preparada que estoy para la vida en este mundo -porque estoy segura de que para otro si- y aquel extraño me daba la tranquilidad de saberme una ficción: ya no me tomaba muy en serio ni mis palabras ni mi postura de espalda erecta. No tenia apetito y podía haber comido cuanto quisiera, bebido lo que se me ocurriera, no: yo solo 'agua'; parecían síntomas de inanición pero eran más bien de desaparición.
...La piraña mueca es como su nombre lo indica: una piraña que se sabe piraña pero ¿Qué misión le han dado los dioses a este hermoso pez sin dientes?  la especial criatura bendecida por distinta es reflejo para las otras, que de tanto comer se han quedado panza arriba observando la levedad de este infeliz pez, destacado de entre el cardumen por su sublime deformidad que solo le da tiempo para intentar comprenderse.